La receta infalible de Katharine Hepburn
El brownie es siempre una apuesta segura en la carta de postres de cualquier restaurante que se precie. Este bizcocho compacto de chocolate, crujiente por fuera y meloso por dentro, debe su nombre al color oscuro que le otorga el cacao. En español hemos decidido mantener su denominación anglosajona porque evidentemente no es lo mismo comerse un brownie que un “marroncito”. Pero curiosidades lingüísticas aparte, este triunfador postre originario de la ciudad norteamericana de Boston que ha evolucionado en infinidad de variantes, responde a una sencilla receta de la que era fiel defensora la única actriz con cuatro Oscars en la historia del cine: Katharine Hepburn.
La insumergible Kate, como fue bautizada por los medios en la era dorada de Hollywood, marcó su propia tendencia en su manera de interpretar, de vestir, de amar… y de hacer los brownies como Dios manda. Hemos recuperado la receta que ella compartió y te contamos la historia de cómo se hizo universal.
El origen incierto de la creación del Brownie
Existen diferentes versiones acerca del origen de este popular bizcocho de chocolate, pero las más populares insisten en que la genialidad de su receta llegó gracias al despiste de un cocinero o un ama de casa que olvidaron añadir levadura a la masa, dando por resultado un extraño bizcocho que “no sube” pero que quedaba con una textura crocante por fuera y jugosa por dentro… y un sabor espectacular. No obstante, para la mayoría de historiadores, la primera receta de brownie apareció publicada en el libro The Boston Cooking School Book, de Fannie Merrit Farmer, en 1896; aunque otras fuentes aseguran que nació tres años antes en el Palmer House Hotel de Chicago.
Cuentan que el chef del hotel, le preparó un peculiar bizcocho de chocolate a la aristócrata Bertha Potter Palmer, una clienta muy importante que se hospedaba en el lugar con motivo de La Exposición Mundial Colombina, una muestra universal que tenía lugar en la ciudad para celebrar los 400 años de la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Lady Potter, le pidió al chef que le preparara un postre que pudiera llevar en una fiambrera para tomarlo mientras visitaba la feria. El chef la sorprendió con el jugoso bizcocho de chocolate, que más tarde sería conocido como brownie.
La receta de Katharine Hepburn
Si bien es cierto que hay infinidad de variantes del brownie, nosotros hemos elegido la receta de una rutilante estrella de Hollywood, que defendió la versión original, añadiendo un sabio consejo con doble lectura. Katharine Hepburn fue sin duda, mucho más que la única actriz que ha ganado cuatro Oscars. Ella fue y será un icono por su fuerte personalidad, su carisma y su independencia en una época y entorno en los que hacer lo que te diera la gana y ser mujer no eran conceptos compatibles. Sus principios declarados eran básicamente estos tres: “Nunca te rindas, sé tú mismo y no pongas demasiada harina en tus brownies”. Además de ser literal, lo de los brownies, también se puede interpretar como un “quítale hierro a tus problemas”.
La insumergible Kate (apodo que se ganó en los medios de la época), además de buena actriz, tenía fama de magnífica cocinera. Eran conocidos su pollo al pimentón y sus brownies, cuya receta se hizo pública en 1975, cuando la periodista Liz Smith le hizo una entrevista para una revista mítica de la cultura estadounidense: el Ladies’ Home Journal.
Sin embargo, los brownies de la Hepburn se viralizaron en la era de Internet cuando, tras su muerte en 2003, aparece la receta en una carta al editor de The New York Times.
En la carta, una vecina neoyorquina de Hepburn, Heather Henderson, recordaba su primer encuentro memorable con Katharine, muchos años atrás. En aquel entonces, Heather amenazaba con abandonar sus estudios en Bryn Mawr College (una universidad privada femenina de Pensilvania, en la que también había cursado estudios la actriz en su adolescencia).
El padre de Heather, que se había dado cuenta de que Katharine vivía cerca, le deslizó una carta en la ranura del buzón, rogándole que hiciera entrar en razón a su hija. Katharine llamó a Heather a las 7:30 de la mañana siguiente y le echó el sermón del siglo sobre la estupidez de su decisión. Las dos quedaron en encontrarse para tomar el té. Katharine convenció a Heather de que aguantara en Bryn Mawr y a raíz de este encuentro se dieron otras reuniones casuales entre la actriz y la familia Henderson.
Cierto día, el padre de Heather se enteró de que Katharine había tenido un accidente automovilístico y se estaba recuperando y pasó por su casa de visita con unos brownies. Hepburn los probó y se resistió: “¡Demasiada harina! ¡Y no los hornee demasiado! ¡Deben estar húmedos, no pastosos!”. La Hepburn, brutalmente honesta, le dictó su propia receta al padre de Heather que la garabateo en una hoja de papel a toda velocidad.
Y esa mismísima receta es la que te compartimos, para que te luzcas en tu próxima reunión familiar o de amigos. Como siempre, la calidad del chocolate que utilices, marcará la diferencia:
Ingredientes para preparar un brownie:
- ½ taza de cacao o 2 cuadritos (2 onzas) de chocolate de calidad (ya sabes, si es Lava… triunfo asegurado).
- 1 barra (1/2 taza) de mantequilla sin sal
- 1 taza de azúcar
- 2 huevos
- 1/4 taza de harina
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- Pizca de sal
- 1 taza de nueces californianas o pecanas picadas en trozos grandes
Preparación:
Derrite la mantequilla con el cacao o el chocolate en una cacerola a fuego medio bajo, batiendo constantemente hasta que se mezclen. Retirar del fuego y agregar el azúcar. Incorpora los huevos y la vainilla. Añade la harina, la sal y las nueces. Mezclar bien.
Vierte en un molde para hornear cuadrado o rectangular bien untado con mantequilla.
Hornéalos a 180ºC durante unos 40 minutos hasta que al insertar un palillo en el centro salga limpio. Asegúrate, como dijo la tía Kate, de no hornearlos demasiado o se secarán. Deja que se enfríen por completo y córtalos en cuadrados. Estos brownies son muy húmedos y pueden ser algo difíciles de cortar limpiamente; usa un cuchillo afilado y una espátula para ayudarlos a despegarse de la fuente para hornear. Y ahora… disfruta de un postre digno de cuatro Oscars.