El suizo Alain Mettler figura, desde 2019, en el Libro Guinness de los récords como el autor del chocolate más caro del mundo. Una tableta de 80 gramos de esta obra maestra de la repostería bautizada como ‘La Chuorsa’, supera la friolera de los 600 euros. Pero ¿de qué rayos está elaborado este chocolate? Sigue leyendo porque te lo contamos con todo ‘lujo’ de detalle.
Desde Mund a Chuao, el mapa del tesoro de los ingredientes más exclusivos
Está más que demostrado que el chocolate marida muy bien con el lujo. Qué duda cabe de que se trata de un producto que, tanto por su composición como por su textura y sabor, se asocia inevitablemente con el placer. Quizá por ello, por su condición de objeto de deseo, se convierta en producto de lujo y como tal pueda llegar a alcanzar cotas estratosféricas de extravagancia.
Hasta la fecha, el chocolate que ostenta el título oficial de ‘más caro del mundo’ (con su récord Guinness como credencial), nació de la mente creativa de uno de los socios gerentes de la firma suiza Attimo Chocolate, especializada en regalos corporativos excepcionales y totalmente personalizados. Alain Mettler, joven ejecutivo de la empresa con ganas de triunfar, se propuso crear un chocolate sublime… sin escatimar en gastos. El resultado fue una ‘joya’ cuyo secreto parece estar en una combinación perfecta de sabores que incluye un toque de naranja cristalizada, galleta crujiente, un 68% de cacao… y azafrán, uno de los condimentos más preciados y escasos del mundo.
‘La Chuorsa’ se elabora en el pequeño pueblo suizo de Mund (cantón Valais) de tan solo 500 habitantes. En esta pequeña localidad se cultiva un azafrán de lo más exclusivo. Debido al clima de gran altitud, los hilos rojos secos de las flores de azafrán de Mund son hasta cuatro veces más sabrosos que los procedentes de otros lugares del planeta. Según el año, su producción oscila entre uno y cuatro kilos. Y, para que nos hagamos una idea, un solo kilogramo de esta especia se vende por 30.000 francos suizos (unos 31.4oo euros).
Chuao, el templo del cacao ancestral
Pero, no se vayan todavía… porque hay más. El cacao con el que se elabora este chocolate de récord Guinness, procede exclusivamente del valle de Chuao (de ahí posiblemente el nombre de ‘La Chuorsa’), un pueblo del venezolano estado de Aragua, con una fértil tradición chocolatera de más de cuatro siglos de antigüedad.
En Chuao, pueblo considerado como ‘el bendecido valle’ de las costas aragüeñas y que debe su nombre al vocablo indígena que referencia al ‘agua’, se cultiva el grano de cacao de una manera totalmente ancestral. Esto hace que su cosecha sea muy limitada. Se calcula que al año solo se produce un total aproximado de 25 toneladas de cacao, convirtiéndolo en un fruto excepcional y escaso para el mercado chocolatero. Pero el suizo Mettler logró conseguir 10 kilos, para elaborar sus 50 exclusivas tabletas de chocolate.
Parece ser que, el cacao que se produce en las tierras húmedas del valle de Chuao, se ha mantenido como uno de los preferidos por los chocolateros de todo el planeta. Tanto sus características organolépticas, como su aroma y sabor, son resultado de la condición agroclimática de esta zona, muy cercana a la costa. Según los expertos, las semillas del cacao de Chuao poseen la combinación de una intensidad de sabor a cacao moderada (de 4 en una escala de 0 a 10) con una acidez cítrica, propia de frutos tropicales, y el toque dulce de los frutos negros como las ciruelas pasas.
En cuanto a su aroma, estas habas de cacao tienen un alto nivel de fragancia con esencias florales como naranjo, mandarinas y notas afrutadas. Y en cuanto a su textura, ofrecen una sensación cremosa, suave y aterciopelada. No en vano, el cacao cosechado en esta zona de Aragua fue el primer cacao en poseer Denominación de Origen Controlado (DOC) en el país y ha sido elogiado por pasteleros y reposteros de todo el mundo, entre los que destaca el español Joan Roca.
En definitiva, ‘el Chuao’ es conocido como un cacao casi legendario, famoso por ser el más caro del mundo.
De la joya del cacao al lujo sin límites
Aunque el récord Guinness haya coronado a Attimo Chocolate, otras creaciones aún más ostentosas y lujosas han emergido en el mundo de los chocolates de élite. No conformes con ser una delicia para el paladar, algunos inventores han añadido toques de oro, joyas y hasta diamantes a sus creaciones, llevando el arte chocolatero a otro nivel.
Le Chocolate Box o Frozen Haute Chocolate son dos ejemplos de este lujo sin límites. El primero, con sus zafiros, esmeraldas y joyas incrustadas en cada bocado, alcanza la increíble cifra de 1.4 millones de euros. Mientras tanto, el segundo, una obra maestra creada por el propietario de Serendipity 3, Stephen Bruce, ha sido reconocido por el Libro Guinness como el postre más caro del mundo, con un valor de 23.244 euros. Este último solo se puede degustar bajo pedido anticipado, añadiendo un toque exclusivo a su ya exorbitante precio.
Pero la lista no termina ahí. El chocolatero libanés Patchi, en colaboración con la mítica firma Harrods, ha creado una caja de 49 piezas de chocolate adornada con seda india, oro y brillantes tachuelas Swarovski. Esta creación limitada ya no está disponible en el mercado, pero su valor ascendía a los 9.304 euros, convirtiéndola en una verdadera joya chocolatera.
Y para los amantes de los huevos de Pascua, existe una opción que quita el aliento: el ‘Golden Speckled Chocolate’. Este huevo de chocolate de más de un metro de altura, elaborado por siete maestros chocolateros, está decorado con motas de oro de 24 quilates. Además, cuenta con 12 huevos de chocolate de menor tamaño, 20 barras de chocolate y cinco flores de chocolate blanco. Esta increíble obra maestra, que también figura en el Libro Guinness, fue adquirida por los Reales Tribunales de Justicia de Londres en 2012 por un precio asombroso de 9.297 euros.
Desde luego, el chocolate siempre ha sido considerado un placer culinario, pero estas creaciones extraordinarias llevan ese placer a otro nivel. Sumergirse en el mundo de los chocolates más caros del mundo es una experiencia indulgente y exclusiva, reservada para los amantes de lo exquisito y lo extravagante… pero, eso sí, con un bolsillo de tamaño considerable.